El flujo energético es una interdependencia generada por una vasta red de relaciones. Pensar en el flujo energético entre comunidades humanas es aludir a la economía del petróleo. El paradigma que se suscita se forma de lo urbano, lo agrario y lo industrial. Es decir, es un modelo urbano-agro-industrial que se mueve gracias al petróleo. Las ciudades atrapadas por un proceso de urbanización acelerada, deben su movilidad a los motores.
La Real Academia de Ingeniería (RAI) estima un parque mundial de 8000 millones de automóviles en su mayoría dependientes del petroleo. Los sistemas agrícolas como la agricultura moderna, han adoptado esquemas industriales que también dependen del petróleo (Martínez A., y Schlupman 1993). Las áreas rurales también contribuyen en esta gran transformación y artificialidad del entorno natural gracias al petróleo. Dos funciones involucran tanto a las ciudades como a las áreas rurales en el flujo de energía:
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